SEÑOR GUERRERO DE LA LUZ POR CARLOS CASTANEDA
Cuando un hombre
se embarca en el camino del guerrero, poco a poco se va dando cuenta de
que la vida ordinaria ha quedado atrás para siempre. Los medios del
mundo ordinario ya no le sirven de sostén y debe adoptar un nuevo modo
de vida para sobrevivir.
El hombre corriente se preocupa demasiado por querer a otros o por ser querido por los demás. Un guerrero quiere; eso es todo.
Un guerrero acepta la responsabilidad de sus actos, hasta del más
trivial de sus actos. El hombre corriente actúa según sus pensamientos y
nunca asume la responsabilidad por lo que hace.
El hombre
corriente es o un ganador o un perdedor y, dependiendo de ello, se
convierte en perseguidor o en víctima. Estas dos condiciones prevalecen
mientras uno no ve. Ver disipa la ilusión de la victoria, la derrota o
el sufrimiento.
Un guerrero sabe que espera y sabe lo que espera;
y mientras espera no desea nada, y así cualquier cosa que recibe, por
pequeña que sea, es más de lo que puede tomar.
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