3 de septiembre. Espejo y humano.
El kin del día es el espejo 11, que hace referencia a la onda de la estrella, onda final del Tzolkin, que representa la sociedad celeste donde todas las personas son maravillosas y es el escenario en el cual estamos despertando.
El espejo es una herramienta, un utensilio, una cosa que te devuelve tu imagen. El espejo es una superficie lisa donde no hay nada, pero cuando miras, te ves. Todas las personas aquí aparecemos como espejos para las demás personas.
Este
espejo 11 se sitúa en la onda de la estrella, en la onda de lo óptimo,
el final del despertar, y significa que cuando tú haces de espejo estás
emitiendo luz.
Cuando haces de espejo y estás emitiendo luz, estás en la onda de la estrella, porque también puedes hacer de espejo desde tu enfado, envidia u odio, y no estás entonces emitiendo luz.
Cuando emites luz es cuando te sitúas en la onda de la estrella, y eso quiere decir que tu espejo es maravilloso y a cualquier persona que se asoma a mirar, le devuelves la imagen de lo óptimo, la imagen de la maravilla y la imagen de Dios.
El “tú eres otro yo”, que traduce el espejo desde lo óptimo, te devuelve la imagen de Dios, del Dios que está en ti. Por eso es un objeto maravilloso, que pertenece a la sociedad de la estrella, o mejor dicho, es una actitud maravillosa que pertenece a la sociedad de la estrella.
El
nawal del día transforma el espejo 11 en el humano 4 de la onda de la
luna. Quiere decir que la actitud que describe el espejo 11 es la del
humano 4: actuar como un ser humano, ese ser humano que contiene la
imagen y semejanza de Dios. Eso sucede cuando te sitúas en la emoción
pura que expresa la luna.
Cuando haces de espejo y estás emitiendo luz, estás en la onda de la estrella, porque también puedes hacer de espejo desde tu enfado, envidia u odio, y no estás entonces emitiendo luz.
Cuando emites luz es cuando te sitúas en la onda de la estrella, y eso quiere decir que tu espejo es maravilloso y a cualquier persona que se asoma a mirar, le devuelves la imagen de lo óptimo, la imagen de la maravilla y la imagen de Dios.
El “tú eres otro yo”, que traduce el espejo desde lo óptimo, te devuelve la imagen de Dios, del Dios que está en ti. Por eso es un objeto maravilloso, que pertenece a la sociedad de la estrella, o mejor dicho, es una actitud maravillosa que pertenece a la sociedad de la estrella.
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