Nos encontramos en la onda de la estrella, que es la última del Tzolkin, en el castillo verde. Estamos por lo tanto en unos días de transcendencia, cerrando un ciclo para comenzar en unos días el siguiente Tzolkin, quizá ya desde otra vibración.
En
este día el águila nos propone una visión íntegra o coherente de la
realidad, donde los hechizos y distorsiones han desaparecido, y al no
haber daños se puede apreciar la verdadera realidad de las cosas,
personas y situaciones, que no es otra que la de pertenecer a lo óptimo y
a la maravilla.
Está
disponible para nosotros una realidad de plenitud y gozo, pero el
primer paso es aprender a verla, distinguiendo lo que proviene de
nuestro ego o de lo estrictamente mental, es decir, de nuestras heridas
pasadas o de las de nuestros ancestros.
Es el momento de soltar lo que ya nos ha abandonado, sin aferrarnos ni oponer resistencia a lo que ya no tiene sentido (enlazador, sello oculto), para así elevar nuestra visión y que ésta sea nítida.
Por
ejemplo, si estamos percibiendo un entorno agresivo o estresado, quizá
es el momento para soltar nosotros la tensión y liberarnos, ajustando
nuestra forma de vivir o al menos de ver nuestra vida.
Es el momento de soltar lo que ya nos ha abandonado, sin aferrarnos ni oponer resistencia a lo que ya no tiene sentido (enlazador, sello oculto), para así elevar nuestra visión y que ésta sea nítida.
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